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domingo, 30 de abril de 2017

Una ballena azul navega en Internet




El juego


Muchos de los fenómenos que ocurren en Internet son desconocidos y absolutamente imprevisibles. Es importante tener esto en cuenta antes de referirnos a un extraño juego que recientemente está alarmando a la sociedad. Lo denominan "la ballena azul" y al utilizar Internet para propagarse, presenta un riesgo potencial y aparentemente incontrolable para algunos jóvenes.
Los 50 retos que conforman la estructura de "La ballena azul", parece que tienen su origen en Rusia, donde se han llegado a contabilizar en los últimos doce años alrededor de 130 suicidios de jóvenes que podrían estar relacionados con el juego y con una popular red social online del país denominada Vkontakte. Entre el medio centenar de desafíos que los más jóvenes han de superar, se encuentran; visionar películas de terror durante 24 horas sin descanso, la autolesión o finalmente el propio suicidio, es decir, quitarse la vida de manera deliberada. El acceso al juego es privado y se pone en marcha a partir de la aceptación de invitaciones personales a través de mensajes del tipo "juega a la ballena azul".
Recientemente, se han encontrado algunos casos similares a los ocurridos en Rusia en otras regiones de México o Brasil, concretamente en este último país, parece que se han confirmado dos casos de suicidio que pudieran estar vinculados al juego y el propio alcalde de la ciudad de Curitiba, Rafael Greca, se ha visto obligado a difundir un vídeo a través de Youtube alertando del riesgo.

Conducta suicida

Cuando hablamos de conducta suicida, debemos englobar no solo las acciones autolesivas que acaban en un desenlace mortal, aquellas que tienen este objetivo, aunque no tengan este final, también son incluidas dentro de este concepto. Las causas del suicidio devienen de un conjunto de factores que confluyen en un momento determinado en un individuo que, al enfrentarse a una falta profunda de adaptación al ambiente, presenta una desestabilización emocional que lo vuelve gravemente vulnerable. Es por esto que la causa del suicidio siempre está embebida bajo un manto multidimensional, donde no es un único elemento o motivo, el que interviene en este tipo de conductas sino que se cruzan elementos físicos, genéticos, sociales, psicológicos, emocionales y por supuesto, ambientales.
El suicidio se encuentra entre las quince principales causas de muerte en el mundo y los trastornos psicológicos correlacionan en un 90% de estos casos, según la OMS y de hecho alrededor de un 25% de las personas suicidas han estado en contacto con centros de salud mental el día antes del suceso.

Jóvenes e Internet

La adolescencia supone un momento especialmente crítico en el desarrollo de la identidad del ser humano, los conflictos personales caracterizan el proceso vital de muchos jóvenes, que utilizan las redes sociales, en Internet  pero también fuera de ella, para compartir experiencias y emociones con personas que se encuentran en situaciones similares, con los que se identifican, apoyándose mutuamente y potenciando una influencia compartida de sus conductas.
La capacidad de acceso y de difusión de las redes sociales online, para promover tanto las conductas positivas como las negativas, podría producir que "la ballena azul" se pueda convertir en un facilitador, pero no generador, de conductas autolesivas y actuaría, en algunos casos, como efecto de contagio. Es decir, al eliminar la variable juego de esta ecuación, no hacemos desaparecer la tendencia a esta conducta, solo obstaculizamos su incidencia.
Frente a esto, uno de los mayores escollos a los que nos seguimos enfrentando cuando hablamos de tecnología, es la marcada distancia a la que situamos a nuestros jóvenes respecto a la sociedad adulta. La falta de acompañamiento del adulto y la ausencia de gestión de la navegación en Web de los más jóvenes, la desconfianza en su capacidad de garantizar su propia seguridad, la escasa reflexión familiar ante los contenidos que visitan, los escasos conocimiento avanzados de buena parte de la población general en nuevas tecnologías o la escasa promoción de tecnología positiva, en detrimento de que sean los propios jóvenes quienes descubran sus plataformas online sin asesoramiento, siguen siendo algunos de los retos a superar.

Nuestras Moby-Dick

El principal objetivo de una intervención educativa en el mundo virtual, también fuera de él, no es "la ballena azul", en este preciso momento podríamos estar viviendo cuatro, diez o incluso cien elementos similares y ni siquiera tener constancia de ellos. La intervención debe ir dirigida a que los jóvenes desarrollen las capacidades y recursos necesarios para poder solventar no solo las dificultades que puedan encontrar en Internet, como la planteada en el presente artículo, sino cualquier otra circunstancia, con independencia de que ocurra dentro o fuera de la red digital.
Los adultos han obtener los conocimientos suficientes para guiar al menor y promover una navegación online saludable y positiva, sea a través de formación personal o acompañando al joven en sus incursiones online, interesándose por los contenidos que visita o sus intereses y hablando de ellos en un contexto familiar o educativo de confianza y de aprendizaje mutuo.

Antes de encontrar a nuestras propias Moby-Dick, es importante conocer las mareas y corrientes.





lunes, 10 de abril de 2017

Formación en Adicciones y Tecnología

El próximo mes de mayo impartiré módulos del curso en UNED sobre Adicción y tecnología junto al Centro Psicológico CPC .
Una oportunidad de formarte e informarte sobre conductas a la hora de interactuar con las Nuevas Tecnologías de una manera positiva.

domingo, 2 de abril de 2017

De Twitter a la cárcel

El mundo tecnológico avanza muy rápido, tanto, que como resulta tan difícil adelantarse a toda la actividad crítica que se genera en Internet, la mayor parte de la intervención relacionada con la misma se pone en marcha post-suceso. En estos últimos días, la polémica la ha suscitado una condena de un año de cárcel, dictaminada por la Audiencia Nacional, a la tuitera Cassandra Vera, una joven de 21 años que publicó en la red social Twitter, una serie de 13 posts de contenido cómico y dilatados en el tiempo, según declaró la acusada, donde se hacía referencia al asesinato de Carrero Blanco, un militar y político español asesinado en 1973 por la banda terrorista ETA.
La condena no tardó en iniciar un debate en Internet sobre la libertad de expresión y cómo marcar los límites de lo correcto e incorrecto en la red, donde toda persona es productora potencial de información.

Ahora mismo, la cuenta @kira_95 de su Twitter mantiene 22.647 seguidores y 62.951 me gusta.