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lunes, 12 de noviembre de 2018

Ropa inteligente

Cuando nos referimos a dispositivos "wearable", término que podría definirse como "llevable", hablamos de una serie de aparatos electrónicos integrados en prendas de vestir o complementos, que ofrecen múltiples utilidades sin que la persona deje de sentirse cómoda por ello.
En realidad, los "wearable" no son recursos nuevos, en algunos casos estamos habituados a ellos e invaden nuestro cuerpo en forma de relojes inteligentes, ropa deportiva con GPS incorporado o pulseras que monitorean nuestras pulsaciones o temperatura.

Machina es una empresa mexicana que nace en 2011 con el objetivo de diseñar indumentarias que, atendiendo a la moda imperante, incorporen herramientas "wereable". La llaman "ropa inteligente".

Machina combina de esta forma moda y tecnología e innova creando interesantes y originales diseños digitales de manera creativa.
Entre su oferta encontramos la gama OBE (Out of Body Experience) que, a través de una serie de sensores, transforman el cuerpo humano en un medio de interacción con los demás desde una perspectiva virtual alejada de la realidad, al menos de la que estamos acostumbrados a experimentar. La gama OBE proporciona a quel que lleve este tipo de vestuario, una serie de atractivas y potentes sensaciones.

MIT Technology Review eligió en 2017 a una de las fundadoras de Machina, Linda Franco, entre una de las 35 personas innovadoras menores de 35 años.

Bien pero ¿se te ocurren más utilidades a las que dirigir este tipo de herramientas? ¿y si dijeramos que existe la posibilidad de medir cambios emocionales?

En base a esta información encontramos Moxo. Se trata de un sensor que puede medir cambios en la conductancia de la piel permitiendo leer el nivel de estrés. Se trata de obtener información emocional,  desde niños con autismo a consumidores en el momento de una compra.

Thync Relax Pro, por otro lado, se adapta a nuestro cuerpo seleccionando nervios específicos de la cabeza y el cuello, para posteriormente, a través de una serie de franjas adhesivas en la piel, detectar cuando ha de reducir nuestro nivel de estrés y equilibrar el sistema nervioso autónomo.

¿Y si cada niño en la escuela tuviera una camiseta que transformara sus emociones en colores e informara constantemente al docente de cómo se encuentra?
¿Y si cada empleado que trabaje de cara al público tuviera un gestor de sus niveles de estrés que le permitiera equilibrarlos cuando lo necesite?

Creo que las posibilidades son tantas como tantas puedas llegar a pensar. 


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