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domingo, 12 de marzo de 2017

Redes Sociales y desastres naturales

Cuando ocurre un desastre natural, los daños físicos y las pérdidas amenazan directamente la integridad de las personas que se encuentran en el lugar del percance. La salud mental, es otro de los factores que pueden verse afectados y en este caso, las consecuencias pueden presentarse incluso un tiempo después del incidente.
El conjunto de síntomas que se pueden encontrar tras el hecho crítico siempre dependerá de su naturaleza, del entorno y los recursos de los que se disponga y de las características personales de las víctimas. Una primera evaluación psicológica rápida y eficaz puede amortiguar muchos de las dificultades que se puedan presentar, reduciendo, además, el impacto que estos hechos puedan tener en el futuro en la persona.

En 2012, se analizó a través de la red social Twitter, el conjunto de interacciones relacionadas con el huracán Sandy en Estados Unidos, el segundo en ocasionar más daños después del Katrina.
Los tuits fueron geolocalizados y monitoreados antes, durante y después del desastre comprobando, de esta manera, cómo se hacía uso de esta plataforma social para comunicarse y también informarse sobre los sucesos. Se encontró que las amenazas reales estaban relacionadas con los picos de actividad en dicho recurso manifestándose que, de manera bastante probable, las redes sociales proporcionen una información complementaria cuando ocurren este tipo de incidentes.

En un estudio más reciente de 2016, se analizó el estado de salud mental de una población afectada por un incendio forestal algo después del acontecimiento, evaluando el grado de TEPT (trastorno de estrés postraumático) y de depresión que podían mostrar los participantes para inferir de qué forma estos correlacionaban con la utilización de las redes sociales virtuales.
Se encontró que tanto el riesgo de depresión como el de TEPT eran mayores si las personas presentaban un menor número de conexiones sociales, pero también si estas se relacionaban con otras personas deprimidas en el primer caso o que presentaran niveles de pérdida aún mayores en el segundo caso.

Tanto en uno como en otro caso, se encontró que las redes sociales virtuales, y por extensión el conjunto de relaciones sociales de las víctimas de estos desastres, son primordiales para adoptar patrones de intervención antes, durante y después de estos hechos.

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