Parece que la creatividad se está presentando como una herramienta de importancia en el desarrollo de nuestros jóvenes. No es de extrañar que cada vez más, conceptos como la innovación vengan relacionados ya no sólo con la tecnología, sino con cada uno de los elementos que componen una estructura social, plural e interconectada.
Esta proclamación de la creatividad y la innovación tiene su antítesis en el conservadurismo que ha caracterizado la conducta humana a lo largo de la historia y que siempre se ha justificado de las más diversas formas. Nikola Tesla, por ejemplo, fue marginado por sus propios colegas pese a sus trabajos y progresos con la corriente alterna (CA).
Nadie duda que generar nuevas ideas resulta indispensable en el progreso humano y que hoy en día el proceso de creación está indisolublemente unido a las nuevas tecnologías. La creatividad es uno de los capitales más valorados en toda organización que se haya constituido en los últimos veinte años y que probablemente esté liderando los charts de Internet en la actualidad.
Sin embargo, existen otras organizaciones estáticas, muchas de ellas con marcada trayectoria histórica, donde la administración de su poder reside justamente en el control y cualquier actividad ingeniosa puede percibirse como una amenaza al mismo, de manera que, cuando estas aparecen se tienden a disfrazar, confundiendo conceptos innovadores en ejecuciones de tipo tradicional o directamente destruyéndolas .
Preparemos a nuestros jóvenes para un futuro abierto a la innovación que se preocupe de ofrecerles un escenario que estimule la creatividad y que favorezca todos aquellos aspectos que lleven a la consecución de un verdadero progreso global.
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